La teoría me la se, pero la práctica…

 

¿Alguna vez has dicho o pensado esto?. Es cierto que a menudo sabemos que hay que hacer en teoría, pero nos cuesta muchísimo ponerlo en marcha o mantenernos en ello. Es como si tu misma te hicieras sabotaje.

Y muchas veces te sientes mal, porque sabes que deberías hacer algo de ejercicio, o en lugar de un bollito para merendar, tomar fruta. Pero a pesar de tus promesas, te ves recurriendo una y otra vez a comida muy procesada, o siendo incapaz de madrugar para salir a dar un paseo.

Ya te conté aquí que para hacer un cambio pasamos por distintas etapas. El ser impaciente y querer ver un cambio al instante en nos indica que no estamos respetando nuestros propios tiempos, y en parte es una oposición al cambio.

El primer paso es que tu misma veas y seas consciente de que hay algo que te cuesta y se te resiste. Así te abres a la posibilidad de actuar y pensar de otras formas. También estas mostrando tu sincera disposición para cambiar.

El miedo a no lograrlo puede mantenernos paralizadas, esperando en nuestra relativa incomodidad a que algo externo cambie. Pero la realidad es que no cambiará nada por un golpe de suerte: sólo ocurrirá si tu das el primer paso.

Reconocer los síntomas de resistencia, de negativa al cambio puede ser complicado. Aparentemente tu quieres cambiar tu vida, pero a la hora de la verdad no se materializa en nada concreto. Quiero mostrarte cuáles son los indicios de resistencia que suelen estar detrás del “la teoría me la sé, pero la práctica es otra cosa…”:

 

  • Retrasar la toma de decisiones. Has decidido planificar tus compras y menú semanales, pero al final no concretas que día lo llevarás a cabo. O pierdes tiempo haciendo otras cosas, te enganchas viendo programas de televisión improductivos… Enfréntate de una vez a eso que tanto te cuesta hacer o lo seguirás arrastrando. “Tengo muchas cosas más importantes que hacer”, “ahora mismo no puedo”, “me pondré con ello después de…”.

 

  • Negación. Puede aparecer minimizando las consecuencias de no llevar un cambio a cabo. “No es tan grave”, “que le voy a hacer, no puedo hacer nada contra ello”, “total, para que esforzarse, si la vida no es perfecta”, “al final todos morimos”, “eso no me pasa a mi”.

 

  • Nuestras creencias. Vemos la vida a través de nuestro filtro mental. Algunas de las creencias que tenemos limitan la visión de la vida. O damos cosas por supuesto, que nos sirven de excusa para resistirnos a cambiar: “conmigo no funcionará”, “mi situación personal/familiar es demasiado complicada”, “ahora no es un buen momento”, “lo que me ocurre es por culpa de…”, “ requiere demasiado esfuerzo”, “ hacer eso es demasiado caro”, “ tardaré mucho en ver resultados”, “no tengo tiempo”, “soy demasiado mayor para intentarlo”.

 

  • La mayor resistencia proviene del miedo. Principalmente al fracaso, pero también hay personas que temen brillar, tener éxito, ser felices. ¿Crees que las personas que triunfan son altivas y egoístas?. ¿Qué el dinero corrompe?. ¿Qué valorar la belleza es algo superficial?. Quizás te está impidiendo pasar de la teoría a la práctica algún miedo: “es difícil de hacer”, “ahora no tengo dinero para ello”, “no sé lo suficiente”, “¿y si no lo logro?”, “hacerlo me exigiría mucho esfuerzo”, “yo no soy capaz”.

 

¿Por qué tenemos estas resistencias?. Lo habitual es que aún no estés preparada para dejar atrás tus antiguos patrones. La mejor forma de facilitar el proceso y liberarse de las resistencias es dejar de lado todas las prisas y presiones autoimpuestas, los debería, y empezar a tratarte con dulzura, con comprensión. Soltar todos los impedimentos mentales, materiales o físicos y disponerse de forma genuina a renovarse.

Para recorrer un largo camino no es necesario ver el punto de llegada, cada paso que damos es importante y nos permite vislumbrar el siguiente hito. Cuando tenemos un nudo y más luchamos, tiramos de él, más se aprieta, por eso te invito a tratar de deshacer los enredos de tu vida con cuidado y mucho mimo.

No hay comentarios

Deja un comentario

Instagram