Herramientas para reducir la ingesta emocional

 

Cada persona afronta de manera diferente la realidad cotidiana. Solemos actuar con cierta estabilidad, siguiendo patrones, recurriendo a estrategias similares para dar respuesta a los acontecimientos.

Es inevitable que parte de las situaciones que vivimos nos generen cierto grado de estrés o tensión emocional. Algunas estrategias para hacerlas frente se basan en actuar sobre las propias emociones: conservar el optimismo, evitar conectar con nuestras emociones menos positivas… Una estrategia de este tipo sería comer para calmar la ansiedad, el aburrimiento o el estrés. Si como, evito pensar en lo que me preocupa, creo una distancia emocional con ello.

Nos referimos a ingesta emocional cuando comemos no por hambre, sino por necesidad de distraernos, sentirnos mejor anímicamente, darnos un premio. Además, los alimentos que apetecen suelen ser ricos en azúcar y grasas, carbohidratos. Nadie suele sentir la necesidad de comer una zanahoria para calmarse.

Comer te ayuda a evadirte durante un tiempo de la realidad, te relaja, silencia el malestar emocional. Usamos la comida como anestesia. Tiene el inconveniente de que sus efectos calmantes duran más bien poco, y seguramente haga acto de presencia la culpa por los excesos cometidos.

Es muy frecuente que las mujeres recurramos a un afrontamiento emocional, presentando una ingesta desorganizada, excesiva o de alimentos muy calóricos en momentos en los que sentimos que la vida diaria nos sobrepasa o que es poco gratificante.

¿Falla algo en mí por recurrir a esta estrategia?. No, de hecho el consumo de ciertos alimentos produce la liberación de sustancias químicas en el organismo que nos ayudan a sentirnos mejor. Serían como pequeñas inyecciones de fuerza y energía para mantenernos en pie frente a las adversidades. Dicho esto, también añadir que hay otras formas de conseguir estos “chutes” de fuerza: el ejercicio físico o mantener relaciones sexuales, y sin tanto coste para la salud de la persona (la ingesta emocional puede llevar al sobrepeso).

Si sientes que tienes dificultades para gestionar el estrés diario, y llega a afectar a tu ingesta y calidad de vida, puedes poner en marcha una serie de acciones. Ayudarán a que tu vida tenga más sentido y un propósito alineado con tus valores.

Esta caja de “herramientas” es útil para empezar a mejorar tu estado emocional haciendo cambios en ti misma, que al final es lo que está en nuestras manos: somos dueñas de cómo reaccionamos frente a la vida.

La ingesta emocional se reducirá porque tu vida será más plena y tu estarás al mando. Este es el decálogo que te propongo:

  1. Trata de llevar un estilo de vida lo más saludable posible: mima tu alimentación, duerme lo necesario y cuida tu cuerpo haciendo ejercicio.
  1. Desempeña un trabajo con el que disfrutes y que te proporcione una remuneración suficiente.
  1. El tiempo de ocio es importante, reserva un espacio para actividades que te produzcan placer y te relajen. Busca el equilibrio entre obligaciones y descanso.
  1. Empieza a organizarte tanto en la esfera personal como en la profesional. Plantéate cuáles son tus objetivos, haz listas con tus tareas pendientes, prioriza. Usa una agenda para no olvidar las cosas importantes.
  1. Enriquece tu vida con relaciones positivas, trata de crear armonía en tu familia, amigos y en el trabajo. Habla con las personas que te rodean y pídeles ayuda cuando lo necesites.
  1. Revisa el nivel de exigencia contigo misma, y si es excesivo recuerda que la perfección es relativa. ¿Siempre buscas la perfección en todo lo que haces?. ¿Qué pasa si no lo logras?
  1. Anticípate para evitar llegar a situaciones potencialmente estresantes. Identifica qué cosas te alteran y actúa. Muchas cosas no son controlables, pero hay otras que si lo son y pueden mejorar si haces algo al respecto.
  1. Realiza actividades que impliquen calma física y mental, como leer libros que pidan cierta reflexión, visitar un museo dedicando unos minutos de atención a cada obra, hacer puzles o actividades de jardinería…
  1. Comienza a disfrutar de la comida de verdad. Curiosamente, es posible que comas para calmarte pero no lo disfrutes. Tragar sin casi saborear el bocado, comer de pie, mientras haces otras cosas… todo ello no conlleva un disfrute real de la comida porque no se tiene una experiencia sensorial plena. Cuando comas, sólo come.
  1. Trata de evitar a las personas y situaciones que te generan malestar. Comer viendo las noticias es una forma asegurada de contagiarte de pesimismo y preocupación. Si te irrita hacer colas interminables, busca un día y hora para hacer las compras en las que sea más posible no tener que esperar. Rodéate siempre que puedas de personas positivas y que te hagan sentir bien.

 

Estas 10 herramientas tienen un impacto positivo y amortiguador del estrés en la vida diaria. Siempre podemos hacer algo con respecto a nuestra vida, elegir como responder frente a los problemas.

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